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ENERO DE 2023  /  ENTREVISTAS

QUIOSCO MANUEL, HISTORIA DE MAJADAHONA

09-01-2023 5:27 p.m.

Por Antonio Mérida

Al inicio de la Gran Vía de Majadahonda se sitúa el quiosco más antiguo y emblemático del municipio. Fundado en los sesenta por Manuel Pérez Moreno, hoy más de medio siglo después, regentado por su hija Paloma y su nieto Sergio, sigue siendo una de las grandes referencias para los vecinos.

Manuel Pérez Moreno de alguacil y sereno.

Manuel Pérez, nació en 1925 en Majadahonda. Procedente de una familia muy humilde, comenzó a ganarse la vida en la dehesa con dos vacas vendiendo leche a los vecinos. Hombre infatigable, laborioso e inquieto, desempeñó todo tipo de trabajos en el pueblo, conduciendo el camión de la basura, ejerciendo de cartero y ha pasado a la historia como el último sereno de Majadahonda. Se jubiló siendo alguacil municipal, pero ahí no terminaron sus inquietudes. Decidió que tenía que poner en marcha un negocio que permitiera a su familia salir adelante con solvencia e ideó la puesta en marcha del primer quiosco de prensa del municipio, que construyó con tablones de madera. Pidió los pertinentes permisos municipales y lo bautizó como “Los jardinillos”, nombre que luego su nieto Sergio ha cambiado por el de su fundador. 

La idea del quiosco surgió -cuenta Paloma Pérez Villegas, su hija y actual dueña del quiosco- porque cuando era cartero se dio cuenta que la gente le pedía directamente los periódicos, que si la Hoja del Lunes, que si Pueblo y él tenía que recogerlos y llevarlos a las casas de los clientes. Cuando mis padres abrieron el quiosco yo tenía diez años y a los 13 ya estaba repartiendo. Hubo un tiempo que llevaba el quiosco con mi madre, luego con una de mis hermanas y acabé llevándolo yo sola. Ahora es mi hijo Sergio el que se ocupa, aunque sigo estando al frente.

—¿Era muy dura la vida en el quiosco?

Imagínate, que entonces ni tenías calefacción ni manera de calentarte. Se pasaba mucho frío. Teníamos que estar en torno a las cinco o como muy tarde las seis de la mañana para recibir los periódicos que nos traían. Abríamos por la mañana y por la tarde. Fue un gran esfuerzo, aunque hubo un momento en el que funcionaba muy bien. Recuerdo los domingos a la salida de misa que se formaban unas colas de miedo delante del quiosco y casi no dábamos abasto entre mi padre, mi madre y yo. Me casé en el año ochenta y seguía en el quiosco y allí estuve incluso estando embarazada. He visto de todo, el quiosco ha sido mi vida entera. He comprobado desde allí como ha crecido y cómo ha cambiado el pueblo. Antes se vivía más en la calle. Nos conocíamos todos. Me acuerdo que por el quiosco venían famosos de la época como Rocío Jurado y Pedro Carrasco, jugadores de fútbol, las cantantes de Azúcar Moreno, el doctor Manuel Bastos que tiene también una calle aquí y que fue un famosísimo cirujano y un pionero de la traumatología.

—Tu madre Valentina Villegas también tuvo un papel muy destacado.

Ella fue fundamental. Al principio era ella la que bajaba a Madrid en busca de las revistas que vendíamos. Iba con bolsas, compraba las revistas y las traía en el autobús. Así también tenía que hacerlo con las devoluciones. Coger el autobús, bajar a Madrid a la calle Valverde, hacer las devoluciones de las revistas que no se hubieran vendido, los semanarios tipo “Lecturas”, hacer las cuentas, coger los números nuevos y volver a subir cargada. Luego ya nos lo traían todo, pero la época difícil fue mi madre la que se encargaba de esas tareas. Imagínate el sacrificio de Valentina.


Primer quiosco Los jardinillos.

-¿Qué es lo que más se vendía?

Pues mucho periódico y revistas de política. Me acuerdo que al principio mi padre las ponía separadas. Las revistas de derechas estaban en una mesita a la derecha del quiosco y las de izquierda en otra mesita a la izquierda. Y la gente iba directamente. Luego me acuerdo la explosión de las revistas porno. Venían algunos, medio a escondidas, a llevárselas y para ello a lo mejor compraban otras tantas revistas de información general para llevarse las pornos de por medias. Como si nada. Luego también recuerdo cuando salió “Interviú”, aquello fue tremendo. Lo muchísimo que se vendía aquella revista. Los periódicos que más se vendían era el “YA”, el periódico “Informaciones”, “La Hoja del Lunes”, incluso me acuerdo del periódico “Arriba” , “El Alcázar”o  “El Mundo Obrero”. 


—¿Sigues yendo al quiosco?

Voy los fines de semana para que libre mi hijo Sergio. Aquí no se cierra nunca. Se trabaja los siete días de la semana y solo cerramos el 25 de diciembre, el día 1 de enero y el sábado santo. Es sacrificado, pero este quiosco es mi vida y no lo cambiaba yo por nada en el mundo.   Ω

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