Hoy, a 31 de octubre del 2022, siguiendo la tradición de Halloween, os voy a contar un cuento de terror.

Erase una vez un españolito normal, con una economía normal y un conocimiento de Hacienda y Seguridad Social básico, como todo el mundo. Entonces ocurrió algo inédito, una pandemia. Y, de la noche a la mañana le cambiaron la vida. Aquí es donde empieza la historia de terror. Antiguamente, si tenías que ir a las oficinas de Hacienda y Seguridad Social, buscabas la que estaba cerca de casa y, se armaba de valor y te presentabas allí. Cogías número, te sentabas en una sala enorme y esperabas a ser llamado a una mesa. Era una sala impersonal donde todos teníamos cara de miedo por no saber a qué nos enfrentábamos, casi peor que si vas al hospital a operarte. Según el funcionario que te tocaba resolvías o no ese día el problema. La frase, que ya acuño en su día Mariano José Larra: “Vuelva usted mañana” era escuchada en numerosas ocasiones: “falta este papel” o “no ha traído tal justificante” …Y la respuesta comúnmente era: “Oiga no he leído en ningún sitio que necesitaba lo que usted me está pidiendo”.  Si tenías suerte y el funcionario sabía de lo que hablaba te asesoraba bien y te resolvía el problema… Ahora, primera escena de terror, si caías en la mesa de aquel que no sabía lo que tenia entre manos, estabas muerto como en la película “Viernes trece”.

Segunda escena de terror, llego la pandemia. ¡¡¡Todo el mundo a casa!!!, ahora el atendimiento será online. Los fantasmas de la noche de todos los muertos cayeron sobre la población: cómo se hace esto. La oscuridad recae sobre todos: ¿dónde está éste servicio? Parecía que algo de luz se vislumbraba cuando nos informaron que había un teléfono donde podías llamar para ser atendido. Pero la oscuridad volvía a tu habitación con más fantasmas: “En este momento todos nuestros agentes están ocupados, inténtelo más tarde” y colgaban…. ¡No es posible! La noche seguía sobre nosotros cuando una nueva pequeña vía de luz se abrió: concierte una cita telefónica: casi podemos celebrarlo, los fantasmas han vuelto al cementerio. El día y a la hora acordada, pegado al teléfono como si fuera el último salvavidas en el Titanic, colgando a todo el mundo que no sea de Seguridad Social y Hacienda, una señorita muy amable te llama y te dice: “en qué puedo ayudarla”. Despacio, como si fuese extranjera, le explicas tu problema. Y te contesta: “no puedo ayudarla, usted ha concertado la cita con el departamento equivocado, eso lo lleva “tal departamento”. Tiene que llamar a este número y entonces se lo resolverán”. El payaso IT en mi espalda con su aliento en mi cogote. ¡No es posible!

Ahora, dos años después de la pandemia, seguimos igual, los fantasmas han llegado para quedarse. Sigues lidiando con la página web de la Seguridad Social y Hacienda, en unas páginas complicadas y donde los problemas quedan poco definidos. Es como la oca: tiro porque me toca rezando caer en la casilla adecuada y no en la cárcel o en la casilla de te lleva de nuevo a la casilla de inicio. Te salen alternativas como: usted será atendido en las oficinas del Alcalá de Henares, ¡pero si yo he puesto el código postal de Madrid! No hay cita hasta dentro de 20 días….

¿Truco o trato? ¿Susto o muerte? Ahora tienes suerte te dan un justificante de que has pedido cita y no te lo han dado – que pena no tener el emoticono de loco-. Pero antes de entregar mi último suspiro a la muerte anunciada: ¿Los funcionarios no los pago yo y ellos trabajan para mi?   Ω