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Por Hermógenes Legido (Abogado)
El tema sobre el que vamos a escribir, está basado en hechos reales. Pero, no es ocasional, como suele ocurrir con historias o personajes legendarios, que el tiempo haya convertido los hechos en leyenda y las leyendas en hechos. Sea como fuere, los Cátaros dejaron su huella para la posterioridad.
Podríamos definir el Catarismo, de la forma más simple y entendible para los más profanos, como la doctrina de los Cátaros, que nace, crece y expira en Francia, concretamente en la región del Languedoc. Fue la herejía más extendida de toda la edad media, por eso se le llamó “La gran herejía”.
Su doctrina hacía que llevaran una vida de pobreza y sencillez, y lo que les definía era su creencia no en un Dios, sino en dos. Según su doctrina, existían dos principios eternos, el bien y el mal. Y el mundo se encontraba bajo el dominio de este último. El éxito de los Cátaros se explica, en parte, por el hecho de que liberaban a las poblaciones cristianas medievales de la angustia omnipresente del juicio final y del infierno. Para los buenos hombres, tal y como eran denominados, nada visible era sagrado. No construyeron templos ni capillas, menos aún castillos.
Las mujeres Cátaras alcanzaron un protagonismo que llama poderosamente la atención. En la iglesia católica, el papel de las mujeres había quedado reducido a la esfera monástica y a la transmisión de la fe en el ámbito doméstico. Entre los Cátaros, por el contrario, las mujeres ocupaban un importante lugar y podían ser ordenadas como los hombres, dar el “consolamentum”, efectuar la bendición del pan en la santa oración y predicar.
El “consolamentum” o sacramento único, hacía las veces de bautismo, penitencia, ordenación y extremaunción.
El equivalente Cátaro de los sacerdotes, eran los “Perfectos”, quienes llevaban una vida tan notoriamente virtuosa que, incluso sus detractores, declararon que realmente eran santos y buenos, Fueron ampliamente apoyados y seguidos por todos los sectores de la sociedad y sus deberes eran muy rigurosos y se distinguían por su ropa: llevaban túnicas negras (a veces de color azul o verde oscuro), con un cordón atado a la cintura.
EL CATARISMO EN ESPAÑA
Por la proximidad con España, a través de los Pirineos, algunos miembros de la herejía hicieron incursiones, con asentamientos en el Reino de Aragón y en los alrededores del centro de la península. Dentro de este capítulo, merece mención aparte el personaje de “Guillaume Bélibaste”, nacido Francia en el año 1208. Fue pastor, tuvo problemas con la justicia y huyó a través de los Pirineos, refugiándose en Cataluña y el Maestrazgo, donde vivió hasta 1321, año en que fue apresado por la Inquisición para arder en la hoguera, mientras gritaba “dentro de 700 años el laurel reverdecerá”. Este plazo se cumplió el 24 de octubre de 2.021 y no se tienen noticias del fruto de aquella predicción. Fue el último perfecto cátaro conocido y quemado por la inquisición, lo que determinó la desaparición de la última iglesia cátara occitana. Ω
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