REDACCIÓN — VOX Majadahonda ha llevado a la Asamblea de Madrid la demanda histórica de completar el tramo pendiente de la M50 entre la A6 y la A1, una obra clave para descongestionar el tráfico en una de las zonas más castigadas por los atascos de la región. En un acto multitudinario con representantes de más de 30 municipios y diputados autonómicos, el partido arremetió contra el Gobierno regional del PP y el Ayuntamiento de Majadahonda por su "falta de transparencia" y "parálisis política" en un proyecto aprobado técnicamente en 2008.

Un problema diario para miles de vecinos

Pablo Pérez Gallardo, portavoz de VOX en Majadahonda, destacó que los "interminables atascos" en la M50, A6 y accesos al municipio no solo roban tiempo a las familias, sino que "ahogan a las empresas locales". Según datos del partido, más de un millón de personas entre la A1, M607 y A6 sufren retrasos diarios, obligando a muchos conductores a desviarse por la M40 y M30, colapsadas a su vez.

"Esta situación es insostenible. La M50 no es un capricho, es una infraestructura estratégica para el desarrollo económico y la calidad de vida", afirmó Pérez Gallardo, quien recordó que el proyecto cuenta con estudio de impacto ambiental favorable desde 2007 y está técnicamente viable.

VOX acusa al PP de "promesas vacías"

El partido criticó que, pese a los sucesivos gobiernos del PP en la Comunidad y el Ayuntamiento de Majadahonda, la obra lleve 16 años paralizada. "Nos dijeron que era prioridad, pero solo han puesto excusas. Mientras, nuestras carreteras son un caos", denunció el portavoz, quien vinculó la inacción con una "visión cortoplacista" de la política.

VOX también anunció que ha solicitado un pleno extraordinario en Majadahonda para exigir explicaciones sobre la gestión del tráfico y los fondos destinados a movilidad. "El PP oculta datos y evita el debate público. Los vecinos merecen respuestas", añadió Pérez Gallardo.

Con esta movilización, VOX busca capitalizar el malestar en una zona tradicionalmente conservadora, donde la M50 se ha convertido en símbolo de abandono institucional. El reto ahora es traducir la presión en acciones concretas, en un escenario político donde el PP mantiene mayoría en la Asamblea y el Gobierno central está en manos del PSOE.