REDACCIÓN - Había gran expectación por conocer el comportamiento de los vecinos ante la vuelta del Mercado Medieval y las mejores previsiones se han cumplido. Miles de ciudadanos se dieron cita desde el jueves en la Gran Vía de Majadahonda para disfrutar de la oferta gastronómica y artesanal de los más de cien puestos instalados a lo largo de esta vía principal.

Los feriantes llegados de toda España instalaron sus puestos el pasado jueves con la atención puesta en el tiempo y su permanente amenaza de lluvia. Yolanda C. llegaba procedente de Alicante con su puesto de cuero y artesanía. Tiene casa en Toledo desde donde se mueve a las distintas fiestas. Contaba como después de Majadahonda la cita es Las Rozas y posteriormente la ciudad de Alcalá:

-Aquí no se para nunca. Me da tiempo a pisar mi casa un par de días y vuelta a la carretera-comenta.

Alex es húngaro., gobierna el puesto de dulces él solo aunque a veces le ayuda su mujer. Lleva 21 años en España y vive en el Alamo en la Comunidad de Madrid. Compagina el puesto y los viajes con su trabajo en una empresa que organiza eventos deportivos.

Alicia viene de Galicia. Su puesto no es de venta sino divulgativo. Está picando piedra porque así -dice- se muestra cómo se hacían las tallas en la Edad Media.

-A nosotros nos contrata directamente el Ayuntamiento y hacemos clases improvisadas para mostrar algunos de los oficios de la época. Es muy cansado, porque son muchas horas, pero merece la pena sobre todo por el contacto con la gente. Hay mucha curiosidad por conocer cómo se ganaba la vida la población de entonces.

Jose Luis tiene un puesto de "Preñaos", bollos de pan con chorizo o bacon con queso. Está con su mujer y su hijo y viven en Galicia.

-Bueno vivir en Galicia es casi un sueño. Mi mujer y yo nos tiramos cuarenta semanas al año fuera de casa. Antes de llegar aquí hemos pasado por Vitoria y Valdemoro y de aquí nos iremos a Alcalá y luego a varios puntos de Valencia. Los hoteles, las calles y la carretera son nuestros lugares de residencia. Es una forma de vida. Te tiene que gustar desde luego, porque es duro estar siempre fuera de casa.

-¿Y te ganas bien la vida?

Jose se ríe y hace un gesto a la mujer.

-Pues depende. Nosotros lo hacemos lo mejor posible. Lo importante es que la gente se acerque. Siempre hemos venido a Majadahonda y aquí, este pueblo no suele fallar nunca.