REDACCIÓN - En Majadahonda, el mes de diciembre no solo huele a Navidad. También huele a apuntes abiertos, cafés apresurados y estudiantes buscando un espacio donde concentrarse. Consciente de esta realidad que se repite cada año, el Ayuntamiento ha decidido adelantarse a la demanda: la Biblioteca Municipal “Francisco Umbral” ampliará sus puestos de estudio y horarios de fin de semana durante diciembre y enero, coincidiendo con la etapa más intensa de preparación de exámenes.

A partir de este domingo 7 de diciembre, los usuarios contarán con 108 nuevas plazas en la Sala de Adultos, lo que eleva a 244 el total de puestos habilitados para el estudio. Un incremento notable que, para muchos, supondrá la diferencia entre estudiar en silencio o hacerlo en la cocina de casa.

El horario también se adapta al pulso académico:

Sábados: de 14:30 a 21:00 horas

Domingos: de 10:00 a 21:00 horas

Una franja amplia y continua, pensada para quienes necesitan largas sesiones de concentración o para quienes compaginan trabajo y estudio. La ampliación estará vigente durante los meses de diciembre y enero de 2026, salvo en las jornadas festivas del 6, 24, 25 y 31 de diciembre, y del 1 y 6 de enero, cuando el centro permanecerá cerrado.

Un servicio muy utilizado y, ahora, más accesible

La Biblioteca Municipal mantiene además un recurso que se ha vuelto imprescindible en los últimos tiempos: la consulta en tiempo real del nivel de ocupación de sus salas —Adultos, Estudio e Infantil— para evitar desplazamientos innecesarios. Una herramienta que muchos estudiantes ya tienen guardada entre sus favoritos del móvil, y que permite saber, de un vistazo, si queda algún sitio libre antes de salir de casa.

Un gesto que entiende el pulso de la ciudad

La ampliación de espacios y horarios no deja de ser una respuesta directa a un fenómeno previsible, pero que cada año cobra más intensidad: la elevada afluencia de estudiantes que, en estas fechas, se preparan para los exámenes del primer cuatrimestre o para pruebas de acceso. La biblioteca se convierte, por unas semanas, en una especie de refugio compartido donde el silencio pesa, pero también acompaña.

Para muchos jóvenes —y no tan jóvenes— esta decisión municipal supone un respiro. Encontrar un sitio donde estudiar se había convertido en una pequeña carrera diaria. Ahora, con casi un centenar de puestos adicionales, las posibilidades se amplían y la presión disminuye.

Una medida temporal que apunta a una necesidad permanente

Aunque la ampliación es coyuntural, vuelve a poner sobre la mesa un debate recurrente: la necesidad de más espacios estables de estudio en Majadahonda, una demanda que ha ido creciendo al ritmo del aumento de estudiantes y del uso intensivo de la biblioteca.

Por ahora, la ciudad se prepara para afrontar un diciembre y un enero con sus salas llenas de cuadernos, pantallas encendidas y ese murmullo casi imperceptible que anuncia que los exámenes están cerca.