REDACCIÓN - Mucha gente joven en el funeral de Dani. Muchos amigos recordando su afición desmedida por los toros. “Se iba a todos los encierros de la zona. Incluso se escapaba a Salamanca o donde hubiera fiestas con toros” explica emocionada una vecina amiga de la familia. “Era lo que más le gustaba, los toros. Corría los encierros, hacía recortes, le volvía loco la fiesta” comentan los amigos de la peña La Majada, compañeros de tantos  encierros y tantas aventuras delante de los toros.

Y fue en fiestas donde Dani encontró la muerte. Pero no en las de Majadahonda, sino en Navalcarnero. Fue en la madrugada del pasado día 11 de septiembre. Daniel González Arribas acudió a los encierros nocturnos de la localidad madrileña. El corredor se cruzó delante de un toro con la desgracia de caer al suelo y no poder refugiarse en la talanquera siendo corneado con saña por el astado. Daniel fue sacado en volandas del encierro, atendido de inmediato por los sanitarios y trasladado de urgencia a un centro hospitalario de la zona donde nada se pudo hacer por salvar su vida.

En Santa Catalina se han vivido momentos de mucho dolor recordando a Dani y apoyando en todo momento a sus padres y sus dos hermanos. Una fatalidad, recordaban los amigos, cuyo único consuelo es que Daniel, Danielo para los íntimos, perdió la vida haciendo lo que más le gustaba con lo que realmente disfrutaba. Una tarde triste la de este martes dando el último adiós a Daniel en un pueblo todavía profundamente consternado por la pérdida.